El Campillo del Moro mantiene el espíritu de un pequeño núcleo estrechamente ligado al mar y a las costumbres pesqueras de la zona. Su origen humilde se percibe en la sencillez de sus calles y en la tranquilidad que caracteriza la vida cotidiana. A pesar de estar cerca de zonas más concurridas, conserva un ritmo pausado que invita al sosiego. La relación con la costa, la cercanía entre vecinos y la presencia de antiguas viviendas vinculadas a la actividad marinera aportan un encanto especial. Es un lugar donde aún se respira autenticidad, una ventana al pasado de los asentamientos que crecieron a la sombra del Mediterráneo.