El Solanillo conserva un marcado carácter rural, reflejado en los vastos espacios agrícolas y en los invernaderos que rodean la localidad. Esta conexión directa con la tierra define su identidad y configura el ritmo cotidiano de sus habitantes, que mantienen una estrecha relación con la horticultura intensiva, uno de los motores económicos del Poniente almeriense. Sus calles tranquilas, viviendas sencillas y ambiente sereno evocan la esencia de las zonas agrícolas tradicionales. Además, el entorno ofrece una convivencia armoniosa entre paisajes productivos y vida local, convirtiendo a El Solanillo en un ejemplo de cómo la actividad agrícola puede moldear la personalidad de un núcleo pequeño pero lleno de autenticidad.